martes, 7 de diciembre de 2010

El señor Ávalos

En la entrada del edificio, nos los presentaron. Su cara parecía estar derritiéndose. Nos dijo su nombre, V., que nos pareció una afrenta a nuestra situación.
Entramos al edificio y cada uno fue hacia su cubículo. Con una mueca cuya imagen puedo representarme mentalmente pero no puedo describir, le dije: ¿No cree que el dueño tendría que mostrarle su departamento?

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