martes, 7 de diciembre de 2010

Recordar la lluvia

El señor Sergio, que es empleado de comercio, encontró un mecanismo para recordar la lluvia en los largos meses de sequía. Él toma una hoja en blanco en una mano y en la otra, un paquete abierto de sal gruesa. Cierra los ojos y vierte los granos en la hoja, apelando a su sentido auditivo para aplacar su nostalgia.
Hasta ahí, bien. Ahora, varios testigos de la hazaña han aludido a un comportamiento subsiguiente por demás anómalo. Pudorosamente, lo referiremos.
Una vez vaciado el paquete, el señor Sergio lo arroja, lo deja caer al piso. Sin abrir los ojos, procede a lamer la hoja y suspira como si estuviera recordando el mar.
No nos parece adecuada tal actitud en un miembro.

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